Hazte el despistado

Hazte el despistado.

Tú hazte el despistado y deja al lado la intuición irracional. En cuestión de una cuenta atrás de la que no somos dueños, se estrecharán los hilos y pensarás: “si esto lo sabía yo”.

El inconveniente es el sesgo negativo con el que filtramos. Ya que solemos prestar atención a todo aquello que Murphy ya regló. Nuestro mecanismo de defensa, en continua ansia de desvalorarnos, sigue esperando más ataques, incluso aquellos que no son reales.

Enumeramos y repetimos una lista que se relaciona con ella misma. Retroalimentándose y engordando el cebo que es su trampa.

En este careo entre nosotros y aquello que hacen llamar devenir, habrá puntos en común. Cabrá todo aquello que no salió como esperábamos, aunque tampoco lo esperásemos de otra manera. Cabrán los tropiezos con nuestros propios cordones, y las cargas de las piedras que nosotros fuimos recogiendo.

Cabrán las casuísticas que nos pusieron en un lugar distinto al que habíamos planeado. Abriéndose aquí las aguas con algo de verdad: intuimos, que no predecimos. Fantaseamos con una idea de permanencia y estabilidad donde quepa todo nuestro orden y solo las sorpresas buenas. Olvidando que, el miedo a lo que no nos gusta de nuestra realidad, es por un lado motor del cambio y por otro, la posibilidad evidente de que las cosas cambian, siendo el cambio una dicotomía que puede caer por el lado menos pesimista.

Utilizo “caer” porque a veces uno se cae al agua y se queda nadando.

Aquella puerta que ni siquiera veías en la habitación porque no te habías movido, puede comunicar con el exterior. Un exterior que, por supuesto, no habías imaginado, pero ya desde hacía tiempo se colaba por tu ventana, dejando intuir a nuestra “videncia” limitada.

Hay momentos donde no consigues lo que quieres porque sí es el momento, pero de aprender una lección, no exactamente la que esperabas, pero sí la que necesitabas. Es la magia de creer que vas a un sitio cuando en realidad estás dirigiéndote a otro.

Por eso, tú hazte el despistado.
Tú hazte el despistado y deja al lado la intuición irracional. En cuestión de una cuenta atrás de la que no somos dueños, se estrecharán los hilos y pensarás: “si esto lo sabía yo”.

Aunque en realidad no supiésemos que no lo sabíamos.

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