La emoción, su emoción, tu emoción 

Hola, hace ya tiempo que no pasaba por aquí.

Estaba pensando que…

Quería deciros…

Como siempre, no sé por dónde empezar. El comienzo es importante, o eso dicen. Aunque importante para qué, porque no quiero seduciros, manipularos, ni inducir a ninguna lectura que puede sea el egoísmo que duerme dentro de mí en su deseo de fluir, que os deje indiferentes después de ella.

Así que una vez más estoy en la tesitura de fuerzas opuestas. La que no quiere y la que desea. La que no quiere, suele ser la reacia a hacer de vuestro tiempo algo perdido en palabras, por otro lado la que desea, busca cualquier ápice de empatía, de valor.

Este “Eros” está aquí para hablar del sentimiento, o de los sentimientos. Quizás de los sentimientos, porque nunca vienen solos. Porque son muchos, a mogollón, creando sinergias, repeliéndose con tensión, queriendo fecundar en uno.

¿Reside la esencia del ser humano en su maldad?, ¿es verdad eso de la doble intencionalidad del altruismo?, ¿el egoísmo moral en el que las personas obran por su propio interés?,  ¿la perversión del ser humano como respuesta a su condición de ciudadano (convivir dentro de una sociedad)?, ¿se coordina esto en un discurso cuyo propósito es el poder como argumentaría Foucault?, ¿mi causa es lo mío (Marx Stirner)?, ¿un “yo” o unos “yo” interpretados por ellos mismos?

¿O reside en la verdadera buena voluntad de las personas?, ¿en los médicos sin fronteras?, ¿en los comedores sociales?, ¿en la ayuda del otro antes que a uno mismo?, ¿en la preocupación, la generosidad, la compasión del que no espera nada?, ¿en un poema de Eduardo Galeano, en la música de Ludovico Einaudi, en Theo Van Gogh que compraba en anónimo a su hermano?, ¿en la persecución de belleza y virtud?, ¿en el amor?

¿Es la moral utilidad, interés, pragmatismo?, ¿eran los mandamientos una forma de opresión al instinto vil?, ¿o no tenemos que dejar de luchar por la indiferencia moral (Hannah Arendt)?

Las cuestiones no ven la luz, porque son tantas que volverían a abrumar a Stendhal. Por mi parte, sigo creyendo que dentro de nosotros hay luz, y en aquellos cuerpos dónde estuviese obstruyéndola algo, es solo cuestión de decisión, personal e intransferible como dirían algunos contratos.

Sin embargo, seguimos rehuyendo de los sentimientos, escondiéndonos, negándolos, porque en el fondo son caos, y todo aquello que podemos acotar nos hace sentir más tranquilos (lo que en el fondo es el propósito de vida de cada uno de nosotros).

Apuesto porque sintamos todo y cada cosa, aunque estoy suponga un remolino inabarcable de incógnitas y, sobre todo, expresemos. Que seamos para los sentimientos aquel a quien miran mal en la calle por pararse a pensar. Porque no esta bien pararse a reflexionar para unos humanos que creen simples para poder entender y controlar. Que ya está bien, que sentimos, sentimos por encima de nosotros. Por ello nos emocionamos al mirar a los ojos cuando encontramos la conexión, por eso reímos a carcajadas, por eso cerramos los ojos al desear no haber escuchado algo, por eso tenemos impotencia contra cada una de las injusticias y por eso, tenemos que luchar.

Ya que estamos, ayudemos y creamos en nosotros, por nosotros.

Seamos más grandes por la verdadera y ancestral respuesta a qué es el ser humano: la emoción, su emoción, tu emoción.

 

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