¿Es diferente quién grita a una bandera de quien grita a otra?

Oeste si únicos. Este si diferentes.

Nos estudian, despiezan, analizan, como miembros de características biológicas comunes. Agrupamos para entender. Unimos conceptos para darle una continuidad, un sentido, una verdad. Porque la verdad inconexa no es verdad, o en su defecto no es útil. La generalización calma, es templada. El caos asusta, da escalofrío.

Andas, observas, y gran parte de lo que ves es atrezzo. Vuelves a mirar, desde una punta hacia otra. ¿Y si esto es parte de algo más?, ¿y si no lo es y nunca nos contaron la historia porque era demasiado simple, banal, vacía?

Siempre dos vértices. El único y el diferente. No sé si somos diferentes dentro de la unidad, o únicos en la diferencia. O nada de eso. O todo a la vez.

¿Es diferente quien grita a una bandera de quien grita a otra?

—Ya, pero es que unos tienen la razón y los otros no.

—¿Quién?

—El que está apelando al respeto. El que se manifiesta por un ideal.

—¿Quién?

—El que se ha comporta bien con sus conciudadanos.

—¿Quién?

Giramos y giramos. “Diferentes” motivos. Mismas conductas. Mínimo común múltiplo. Máximo común divisor. Común, ¿no?

No venía aquí a escribir eso, o sí.

Detesto que nos odiemos. Seamos iguales o seamos diferentes.

Somos.

Cada uno tiene unas necesidades que hay que saber escuchar. Aunque sean las tuyas y no las mías. Aunque sean las mías y no las tuyas.

Estoy harta del desamparo emocional de los unos a los otros.

Ciudades de roca, que si llueve se desgastan.

Lávate las manos y tiéndelas.

Quítate las gafas y mira, sin miedo, lo que es igual que tú.

Que queremos lo mismo. Amor y comprensión.

Ofrece ese “te entiendo” que estás deseando digan primero.

Estemos en el este o en oeste.

Rompe el muro.


 

 

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